La revaloración del quarterback


Y he vuelto. Así de la nada, de golpe y porrazo, cual retiro de Andrew Luck, he llegado con ganas de desmadrar la paz mental de todo aquel que le importa mi opinión en este pequeño pedazo de Internet.

Tampoco es que quiera venir a lo grande, que al final de cuentas no soy más que un chico de Monterrey que quiere dejar su opinión plasmada y que cuando deje de escribir de manera permanente a nadie le va a importar mucho. Me ha sorprendido bastante el aumento que ha tenido la fan page de Facebook (más de 100 likes, contando que llevo meses sin publicar) y siempre es de agradecerse ese apoyo.

¿Por qué me fui? Si alguien le interesa es porque bueno, estaba harto lleno de trabajo (sigo estándolo) pero siempre hay un momento del día para hablar de este hermoso pero incomprendido deporte.
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Y justo en esa última línea hay una palabra que es de lo que les quiero hablar hoy: de lo incomprendido que puede ser el football americano. Cada vez me doy más cuenta que este deporte resulta un libro cerrado para muchos, que aunque muchos lleven años viéndolo y juntarte cada Domingo y tener los partidos de Marino, Montana o Unitas no es garantía de nada. Hoy les quiero hablar de Andrew Luck, o más bien, el como creo que deberíamos re-valorar a los quarterbacks después del desastre de Luck.


Para los que no sepan (que sería muy raro si no) Luck llegó en el 2012 de Stanford como uno de los mejores jugadores rookies de la historia, no solo por su desempeño en el campo, sino porque era un producto acabado cuando hizo el salto del colegial a la universidad: ya era un quarterback muy maduro tanto en sus lecturas, como en su liderazgo, en su fortaleza física, en su temple y en su fuerza mental. Un tipazo.

Pero, desde el principio nunca jamás lo cubrieron como debieron. Lo que hicieron de maravilla cuando draftearon a Peyton Manning: darle todas las armas y protección posible, fracasaron enormemente con Andrew Luck. Y es que el problema es que nadie entendía por donde iban estos Colts, pasaban los años y las temporadas y parecía ser un proyecto sin pies ni cabeza, que sumaban piezas y jugadores más o menos importantes para que Luck sacara su magia, pero en ningún momento lo cuidaron como a Manning llevándole a Jeff Saturday, por ejemplo. Así pasaron los años y todo, desde luego, se fue a la híper mierda. Luck terminó con los riñones destrozados, con el tobillo hecho cagada, y con toda la pasión y amor que se necesita para jugar al football americano por los suelos. Hasta que se trajeron a Frank Reich, y como el guerrero y buen aprendiz que es, sacó a relucir la magia, un plan de juego hecho con la cabeza y los Colts volvieron a ser un equipo sumamente peligroso, versátil, bien pensado y que parecía tener un futuro. Y entonces Luck anunció, a dos semanas del inicio de la temporada, que ya no daba para más, que ya no quería jugar y que estaba acabado. Y pues vaya mierda, el proyecto de los Colts se ha tambaleado de una manera bestia, que su backup es Jacoby Brissett y tampoco es garantía de nada aunque haya sido backup de Tom Brady (Brady ha tenido muchos backups y la mayoría no son la gran cosa sino es que nada). Y ahora podemos decir que el proyecto de los Colts es bastante serio y blah blah blah. Si, pero el proyecto de los Patriots cuando no ha llegado a estar Brady también ha sido serio y no dejaba de ser un equipo liviano. Los Ravens han sido por años un equipo serio pero la falta de un quarterback de verdad ha hecho que sea un equipo más del montón. Y así hay muchos otros proyectos que no han pasado de ser uno más del montón por falta de un quarterback de verdad.

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La cuestión con estos Colts es que, los Colts con Luck son un equipo más o menos bueno, con un gran quarterback y con un sistema estupendo. Sin Luck, los Colts son un equipo con un sistema estupendo, un equipo más o menos bueno y un quarterback espantoso como lo es Brissett. Defiéndanlo lo que quieran, pero nada quita el hecho de que ha lanzado para 13 pases de anotación en toda su carrera y todos los consiguió en una sola temporada.

Ahora, al principio del artículo dije que quiero hablarles de como debemos re valorar a los quarterbacks con este asunto. Y no me retracto. He leído con mucho desagrado en redes sociales como acusan a Luck de ser un tipo suave, de cristal y que se lesiona por todo. Y en seguida vienen las eternas (y sin sentido, se los aseguro) comparaciones con la duración de tipos como Joe Montana o Dan Marino, y que por esa misma razón hacen a un quarterback de los años 80 o 70 automáticamente mejor que uno de la era contemporánea. Yo lo vuelvo a decir: que vengas siguiendo este deporte desde hace 30 años no significa que tengas idea de lo que es el football americano.

Y esto lo digo porque de alguna manera u otra pienso que Montana está un poco sobrevalorado. Si, así como lo leen, yo quien siempre lo he defendido a muerte me parece que su figura brilla más de lo que debería. Y es que muchas personas parecen olvidar (o les da pereza buscar, qué se yo) el hecho de que Montana pasó 3 años sin pena ni gloria en la banca de San Francisco, que el proyecto estaba a punto de echarse a perder y que Walsh tenía un pie afuera de la bahía cuando… pues llegó la temporada de 1981 y el resto es historia. Pero no se equivoquen, si Montana fue tan bueno es porque lo rodearon de los mejores hombres posibles, venga si tu guardia es Randy Cross, si tu ala cerrada es Dwight Clark y tu otro receptor abierto es Freddie Salomón, algo bueno ha de salir de ahí. Y si en tu defensa tienes a tipazos como Ronnie Lott, Eric Wright, Jack Reynolds o Keena Turner, lo normal es que termines como mínimo con 10 o 9 partidos ganados al año.

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El caso de Montana es le único que diseminaré con tanto detalle. Pero si ustedes ponen atención y leen (de una puta vez) lo que hay alrededor de los “mejores quarterbacks de todos los tiempos” no verán más que talento, o buenos entrenadores, sistemas perfectos y equipos sobrios y exactos. ¿Peyton? Jugo con Reggie Wayne, Marvin Harrison, Bob Sanders, Robert Mathis, Von Miller y para Tony Dungy. Terry Bradshaw: John Stallworth, Lynn Swann, Franco Harris y una defensa monstruosa. Tom Brady pues Bill Belichick y el resto ya lo saben. Y paro de contar que puedo seguir hojas más, a lo que quiero llegar con esto es que la calidad de un quarterback de manera individual es innegable (que es obvio que Brady es mejor que Mark Sanchez), pero si no está bien rodeado no tendrás mucho éxito. Y a eso llego con el punto central de mi artículo: si tipos como Tom Brady, Joe Montana o Terry Bradshaw tuvieron mucho éxito no es porque hayan nacido en épocas diferentes o por las reglas tal y tal, sino porque se les ha cuidado, protegido y acompañado de buenos jugadores. El caso de Andrew Luck es el mismo de Archie Manning o inclusive Dan Marino: la falta de buenos jugadores a su alrededor y de una buena gestión deportiva hace que nunca veremos el verdadero potencial. Otros tipos como Rich Gannon nos demostraron que tenían una proyección enorme que estuvo escondida porque simplemente no los cuidaban como debieron.

Así que bueno, por favor, conozcan la historia del deporte, no hablen sandeces y diviértanse. Espero estar a su lado mucho tiempo más y que viva el football, que tengan buena temporada 2019 y que les vaya de lo mejor a su equipo.

Correo: francisclozano1321@gmail.com / facebook: NFL against the world 

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