Una mala camada
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A cinco semanas de inicio de la temporada número 50 de la NFL, me atrevo a
decir con toda la seguridad del mundo que esta es una de las peores que hemos visto en mucho tiempo y me explicaré de la mejor manera en los próximos
párrafos.
Hay una palabra que hasta no hace mucho describía perfectamente el espíritu
de la liga: paridad. Era una competencia donde todos iban a arrancar cabezas
contrarias, o que en su defecto, en todos los juegos se dejaban los intestinos,
la sangre, el sudor y el orgullo. Pero eran otros tiempos, tiempos donde la camiseta
y el honor pesaban más que el dinero. Y nadie diga que no, porque una vez que
los jugadores son pagados bajan su nivel de juego de una manera a veces
inexplicable, el caso de Josh Norman en los Redskins es el más evidente de
ello. Un jugador que en sus años en Carolina llegó a ser una auténtica isla, hoy
en día se ha transformado en un esquinero bastante vulgar, sin muchas opciones
para el futuro. No vale más que una cuarta ronda con la esperanza de sacar
lo que queda de él.
Pero la diferencia más grande de este año es que vemos a un puñado de
equipos geniales, y otro de conjuntos terribles. Y conste, que equipos malos
siempre ha habido, en todos los años, en todas las divisiones, en todas las temporadas,
la NFL no está exenta de ridículos ni de vulgaridades, lo preocupantes es que
en el presente 2019 hemos visto más equipos malos y al mismo tiempo: todas las semanas
somos testigos de masacres, al menos dos o tres, pero de las bárbaras, de las
que superan los 20 o 30 puntos al rival. Hoy en día podemos firmar que al menos
5 o 6 equipos terminaran con más de 12 victorias y muchas veces son por la
debilidad de sus calendarios, más que por sus acciones como tales. Un ejemplo
son los Bills quienes marchan con un orgulloso 4-1, claro que si revisamos sus numeritos
y vemos sus victorias son feas, a cuentagotas y luchando por bocanadas de aire.
Y aún así tienen serias posibilidades de terminar 10-6 u 11-5. ¿Por qué? Pues
porque enfrente tienen a los Jets, a los Dolphins un par de veces, a los
Bengals, a los Steelers y algún otro paquete que se me escapa en estos
momentos. Y no es que los Bills me parezcan malos, que en verdad no me parecen,
me gustan y mucho, simplemente que no me parece un equipo que deba ir 4-1
porque no han demostrado nada al ataque más que pinceladas. Pero el nivel de
sus otros rivales ha sido tan bajo que no es de sorprender su marca actual.
Y por otro lado este es el mayor cúmulo de equipos terribles que hemos visto
en años: Giants, Dolphins, Bengals, Steelers, Jets, Cardinals, Redskins, Broncos
y alguno que otro que se me escapa, no son más que conjuntos realmente
vergonzosos, que solo han servido para inflar las estadísticas de sus rivales y
que ya están pensando en el mock draft del próximo año. Así de humillantes. Y claro,
hay equipos que todo sale mal pero que no estaba en el libreto, como los
Steelers y los Jets. Y hay otros que pues, la cosa sale mal porque estaban planeados
a ser malos. Y eso es aún más preocupante: el nivel de competitividad ha bajado
muchísimo, hasta el punto de que así como podemos firmar 5 o 6 equipos de al
menos 12 o 13 victorias, podemos firmar unos 3 o 4 de cero triunfos. Eso es
desde luego terrible, porque es parte de lo bonito de la liga: que equipos malísimos
pueden llevarse partidos que uno creería imposible. Ayer escuché que durante su
temporada de 0-16 de los Browns, nunca cayeron por más de 25 puntos en ni un
solo juego. Este año los Dolphins han tenido 20 puntos de diferencia en su “mejor
derrota”, han resultado una absoluta vergüenza. Y es parte del atractivo de la
liga: mientras que otras como la NBA, MLB o cualquier liga de futbol de Europa,
es muy seguro que un equipo “grande” va a ganar, aquí puede, o podría pasar
cualquier cosa, eso se está perdiendo y cada vez vale la pena ver solo los 3 o
4 partidos de equipos fuertes cada fin de semana.
¿Por qué pasa esto, es que los equipos quieren arrancar reconstruyendo a
base de derrotas para asegurar la mejor posición del draft como los hicieron
los Browns muchos años? Porque esa es otra: si nos damos cuenta los mejores
equipos son los de siempre, y los peores, también se repiten. ¿La clave de todo
esto? Los entrenadores en jefe. Patriots, Seahawks, Saints, Chiefs y Ravens se
han mantenido entre lo mejor de la liga durante muchos años. Claro que cuando
revisamos sus entrenadores nos toparemos no solo un historial de estabilidad,
sino, más interesante aún: son personas que cuando fueron elegidos para sus
puestos venían de una larga experiencia como entrenadores, forjados con muchos
fracasos y que tuvieron que aprender a la brava. Y eso era algo más común
antes: se elegían personas con pedigrí o que ya hubieran pasado por mucho,
pero ahora encontramos muchos mandamases de los equipos no son más que, con el
respeto a las personas, niños que quieren estar ahí: los Cardinals, los Rams,
los Bears o los Browns. Algunos de estos entrenadores no son precisamente
huercos o han hecho las cosas mal, solo que cuando fueron elegidos nadie veía
algo así como personalidades forjadas en las mil batallas o con un largo
historial, sino todo lo contrario: ideas nuevas, frescas, que van a
revolucionar la liga. Algunas funcionan muy bien, como McVay, otras se topan con
una cortina de cemento, como Kitchens, y otras funcionan bien pero a la larga vemos
que las cosas son mucho más difíciles que tener buenas soluciones, como el caso
de Matt Nagy. Y claro, por supuesto, a la larga te das cuenta que nada mejor
que el football de la vieja escuela.
Este fin de semana vimos una diferencia abismal entre dos entrenadores con
pedigrí muy diferente y con plantillas muy parecidas: la de Jon Gruden y la de
Freddie Kitchens. Podremos criticar lo que queramos de Chucky, pero si hay
algo que es innegable es que sabe preparar sus partidos de una manera genial:
los Raiders podrá ser malísimos por falta de talento, pero cuando los vemos,
sabemos que hay un equipo con las ideas claras, en búsqueda de una identidad,
que sabe a lo que juega y que tiene empaque de una forma u otra. Es por eso que
son un equipo competitivo, podrán perder, (de echo lo han hecho 14 veces los últimos
dos años, nadie está especialmente orgulloso de ello), pero muchas veces hemos
notado que hay una idea clara, hoy en día, los Raiders sin ser nada del otro
mundo marchan con un 3-2 pero con la sensación de que son un equipo peligroso y
bien entrenado.
Por el contrario tenemos en los Browns un conjunto que cuando lo vemos nos
da la impresión de que está todo por sin ningún lado, en sus victorias se ve
que derrochan talento pero que falta mucha idea de estructura y estrategia, pero
en sus derrotas nos da la impresión de que son un equipo de 1-4 o que podrían
marchar 0-5 sin ningún problema. Pero la diferencia más grande es que los
Raiders, cuando pierden, en todas sus derrotas se ven desesperados, frustrados,
enojados, a reventar, Gruden se ve rojo como un tomate, en cambio los Browns se
ven como un equipo acostumbrado, enojado pero triste, ¿Y Kitchens? Pues que les
dará una buen regañada a puertas cerradas. Claro, hay que mantener la postura
siempre, ¿Pero cuándo hemos visto a Belichick tranquilo cuando su equipo va perdiendo,
o Andy Reid cuando ha palmado la espalda de sus jugadores en medio de una derrota?
La diferencia entre entrenadores de otra época y de estos nuevos talentos es
enorme.
Y esa para mi es la razón más notable del porque cada vez vemos equipos más
mediocres: en un intento de formar un equipo competitivo los dueños le entregan
las llaves de sus franquicias a mentes revolucionarias esperando que sean lo
suficiente para sacarlos del pozo que están metidos pero que les falta mucho en
experiencia, malicia y aprendizaje. Y es una lástima, una vez más seguiremos
viendo a los mismos equipos de siempre en las mismas instancias y volveremos a
ver conjuntos que no se merecen estar en playoffs, jugando ahí porque falta
mucha calidad en el puesto más importante. Ah, y esto no se acaba ahí, la dura
caña que se le puede impartir a los HC de hoy en día da para mucho más.
Correo: franciscolozano1321@gmail.com / Twitter: @nflagainst
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