El hijo pródigo
Jon Gruden es un tipo curioso. Probablemente el
más curioso de toda la NFL en estos momentos. Una personalidad extraña,
interesante, bizarra. Explosivo, cerebral y paciente, Gruden es de las personas
que más pasiones despierta en la liga y el que más presión tiene en estos
momentos. Justamente el tipo de personas que te esperas al frente de un equipo como
los Raiders.
La historia de Gruden es digna de una buena
vista: nació siendo hijo de un padre que entrenó en varios puestos a distintos
equipos universitarios, esto le llevó a desarrollar un gusto y sentido por el
deporte desde un punto mucho más cerebral, y como otros tantos entrenadores
comenzó su carrera como asistente en los ochentas en una universidad pequeña de
Tennessee y estuvo así durante varios años: de universidad a universidad,
trabajando y aprendiendo, repito, como otros entrenadores. Fue entonces que en
1990 es contratado por Mike Holmgren como asistente en los 49ers, donde además
le dio la oportunidad de estar bajo el mando de George Seifert y poder conocer
también a Joe Montana, verlo jugar de cerca y aprender de el en lo que sería
una de sus mejores temporadas como profesional, así como también ser cercano a jugadores como Jerry Rice, John Taylor o Roger Craig. Sin embargo poco después
regresó en 1991 a una universidad: la de Pittsburgh donde estuvo bajo el mando
de Paul Hackett. Y he aquí un hito en su vida como entrenador. Hackett es un tipo que terminó con marca de
33-37 y nunca fue cosa del otro mundo. Sin embargo tuvo la peculiaridad que
trabajó junto a extraordinarios mariscales y entrenadores: en 1980 estuvo en
los Browns donde entrenó a Brian Sipe, quien fue MVP aquella temporada de la
NFL y probablemente el último gran mariscal que tuvo la franquicia de Cleveland,
(con permiso de Bernie Kosar). Poco después pasó a los Niners donde trabajó
junto a Bill Walsh y entrenó a Montana en una WCO mortífera. Pasó a los Cowboys
y tuvo la oportunidad de trabajar con Tom Landry y Danny White antes de
regresar a Pittburgh. Y toda la información que les menciono fue consumida por
el joven Gruden quien por ese entonces comenzó a crear una mente ofensiva de
cualquier forma y sabor. Llegó a los Packers de nuevo bajo el mando de Holmgren
y estuvo durante dos temporadas donde conoció al joven Brett Favre. Entonces
pasó a los Philadelphia Eagles donde el ahora olvidado Ray Rhodes lo apadrinó
como coordinador ofensivo llevándolos en solo su primera temporada al top de la
liga en su encargo. Gruden demostró que era una mente en potencia. Y fue
difícil: tuvo que hacer de tripas corazón con lo que tenía en Philadelphia. Un
Randall Cuninngham que ya no daba para más y como backup a Rodney Peete. Sin
receptores estrellas y solo con Ricky Watters como auténtica arma ofensiva, aun
así logró convertir a los Eagles en un top ofensivo en dos de las cuatro temporadas
que estuvo ahí.
Así para 1997 Jon Gruden se había labrado una
fina reputación como desarrollador nato de quarterbacks, que logró hacer de un tipo
como Rodney Peete más o menos eficiente. Hijo intelectual de Bill Walsh y con
la experiencia de haber conocido a algunos como Montana o Favre. Y aparte de
todo esto, Gruden había empezado a desarrollar una personalidad muy extrovertida,
muy interesante y explosiva. Pero para 1998 Gruden ya no quería ser asistente
ni coordinador: buscaba el puesto grande.
¿Y adónde iba a caer, con sus palabras fuertes,
su personalidad explosiva, sus nuevas ideas, su agresividad para hablar y
entrenar? Pues como no podía ser de otra manera: en los Oakland Raiders. Por ese
entonces Al Davis buscaba desesperadamente regresar su amado equipo a la cima
de cualquiera manera. Los fracasos se habían acumulado tanto en la dirección
como en sus jugadores, necesitaba alguien o algo que les diera ese punch. Pero
él sabía que no podía escoger a cualquier tipo tranquilo predicador de la WCO.
Sus Raiders ocupaban algo más, necesitaba estilo, vida, debían ser
espectaculares y agresivos. Por eso se fijó en aquel tipo de 35 años que les gritaba a todos en la banda y que sacaba soluciones geniales y no dudó nada en
llamarlo. Como era su costumbre la entrevista fue muy corta: ¿Cómo te llamas,
cuál es tu filosofía del football americano? Soy Jon Gruden y me gusta aplastar
a mis rivales, rápido. No se necesitó nada más y Gruden se transformó en head
coach de los Oakland Raiders.
Sin embargo para ser entrenador de un equipo de
football americano no basta con solo ser un genio en el tema de las “X” y las “O”,
debes tener más, no es importante que tomes dos piezas del rompecabezas y
unirlas, debes tomar el rompecabezas y terminar de ensamblarlo. Hay tipos geniales como coordinadores que no saben dar
ese paso, (como Josh McDaniels) y ciertamente los ánimos que creaba Gruden era
el de ser muy poco profesional o el no poder llevar un equipo de football
americano con la prudencia y madurez necesarias. Y vaya si batalló: sus
primeros dos años terminaron 8-8 y parecía que no servía de mucho los cambios
que había de parte de Davis. No había revolución ofensiva y Gruden simplemente
parecía no tener el control de nada. Mejoraron un poco en estadísticas en el ’99
pero no parecían poder pasar de ser un mero proyecto. Y algo más: el desfile de
quarterbacks no terminaba. Jeff George, Donald Hollas y Wade Wylson por
mencionar algunos. Sin embargo en el último año mencionado sucedió algo: se
trajo a Rich Gannon y por fin parecía una luz en el túnel. Y entonces todo
cambió: en el año 2000, el último como prueba de Gruden al frente del equipo,
los Raiders asaltaron el nuevo milenio terminando con un 12-4, ganando el
banderín de la división, top 5 en ofensiva, top 10 en defensiva. Con un Rich
Gannon jugando como Dios manda, un ataque terrestre que sin ser especialmente
mortal lograba imponer respeto, una defensiva que capturaba y aterrorizaba a
sus rivales… Gruden había logrado transformar a los Raiders y de nuevo era un
equipo magnífico. Gustaban y ganaban. Inclusive llegaron a la final de
conferencia, pero para su mala suerte se toparon con una auténtica muralla china
como lo eran los Baltimore Ravens y terminaron derrotados 16-3. Aun así los
Raiders se perfilaban a ser un equipo fuerte con estabilidad.
En Oakland amaban a su entrenador en jefe, lo
veneraban, lo consideraban un mesías para su franquicia y le aplaudían
cualquier decisión. Lo habían tomado bajo el apodo de Chucky por su parecido al
personaje y el miedo que infundía con su actitud y su juego. Pero había
problemas en el paraíso. Gruden venía de la escuela de Walsh, Holmgren y Landry:
era de aquellos que controlaban todos los aspectos de sus equipos, se quedaban
con lo que querían y lo que no lo desechaban. Armaban a su gusto y su
personalidad cada aspecto de sus conjuntos. El problema es que Al Davis era lo
mismo y comenzaron las discusiones entre los dos. Chocaban especialmente con la
agresividad de la WCO que Gruden predicaba frente al ya acostumbrado juego de
happy pass que le gustaba tanto a Davis desde finales de los 60’s. Al final
Davis iba a ganar, era el dueño y señor del equipo. Continuamos con el 2001 y
los problemas se reflejaron en el juego: terminaron 10-6 y la defensiva bajó su
nivel. Llegó entonces el infame e ínclito 19 de Enero del 2001. Aquel día la
NFL cambió para siempre, hablo por supuesto de la tuck rule. Está de más que
hable del tema. No escribiré de mi opinión y ya los que me conocen saben lo que
pienso. Sea como fuera, la derrota de los Raiders aquel día significó también
el despido de Gruden. Fue canjeado a los Bucaneros de Tampa Bay en el siguiente
Marzo en una decisión que a muchos les pareció inexplicable. Los fanáticos de
los Raiders amaban a su entrenador y a muchos les rompió el corazón, pero más
querían a Al Davis y lo tomaron con calma.
Gruden entonces guio a los Bucaneros a un 12-4
con una defensiva aterradora en todos sus aspectos. Para muchos lo interesante
sin embargo no era lo que la unidad defensiva logró esa campaña, que se
entendía por ser la escuela de Tony Dungy. Lo impresionante fue lo que había
logrado a la ofensiva: había tomado a tipos olvidados que nunca serían estrellas
como Michael Pittman, Joe Jurevicius, Brad Johnson y Keyshawn Johnson y los
transformó en una ofensiva completa, interesante, eficaz y anotadora. No
terminaron como lo mejor en nada pero cumplían. Aquellos playoffs aplastaban a
sus rivales: a los Niners con un 31-6, los Eagles con un 27-10 y después, a
quien sino, a los Raiders con un 48-21 en una vuelta curiosa de la vida. Y lo
hicieron aplastando a la ofensiva, de esas que te aplastaban el cuello
lentamente con drives largos, seguros y eficaces, y con una defensiva que bueno,
esta demás hablar de ella. Los Bucs eran nombrados como la próxima dinastía
naciente.
Y entonces comenzaron más problemas, hasta
ahora 10 años en la carrera de Jon Gruden parecían bonitos y todo era color
rosa hasta que logró lo que quería: que le cedieron total control sobre las
decisiones de su equipo en todos los aspectos lo que no logró en Oakland. Y los
Bucaneers entraron en una lenta autodestrucción, (un virus del que la cultura en Tampa no ha logrado sacudirse) que los llevó a solo dos
apariciones más en playoffs con dos derrotas y la posterior salida de Gruden en
el 2008 alejándose de la banda. Sin embargo la gente enferma y enamorada del
football americano no puede mantenerse lejos mucho tiempo y regresó como
comentarios y analista de ESPN a partir del 2010. Su trabajo era excelente, sus
comentarios eran muy acertados y parecía ser un auténtico gurú del deporte.
Pasó así mucho tiempo dedicándose a solo hablar y teniendo un campo de
desarrollo de quarterbacks. Recomendó ampliamente a Derek Carr y Andrew Luck.
Y regresamos a los Raiders. El 2017 fue terrible
en todos los aspectos. Un 6-10 decepcionante con un Jack Del Río fracasando, (de
nuevo) lo llevó a su despido apenas minutos después de la derrota en contra de los
Chargers en la semana diecisiete. El nombre de Gruden entonces comenzó a sonar
mucho, Mark Davis se movió como serpiente en los árboles y poco más de dos
semanas después anunció que Jon, “Chucky” Gruden regresaría a los Raiders con
un contrato monstruoso buscando regresar la gloria para la que parecía estar destinado
hace tiempo. Y colorín colorado, este cuento sigue su marcha.
Hablar de Gruden como dije en la introducción
es difícil. Siempre agresivo, saltando y gritando en las bandas, contrario a la mayoría de los entrenadores que son calmados y templados. Se ganó el cariño y respeto de sus jugadores y aficionados por su personalidad. Como coordinador ofensivo siempre me pareció un auténtico gurú: a
pesar de no contar con buenos QB, (a excepción de Gannon), Gruden se las
arregló para que sus ofensivas siempre estuvieran entre las mejores, o al menos
las más efectivas de toda la liga. Explotaba cada una de las posibilidades que
tenía: superó en pasos lo que Walsh había hecho llevando su diversidad en juego
a otro nivel, apoyándose en sus full backs, corredores y alas cerradas. Cada jugada que escogía parecía explotar la
cabeza de su rival porque simplemente no sabías de donde las iba a sacar. El
rendimiento de Gannon por ejemplo se me hizo sorprendente: nunca pasó para más
de 30 TD ni 4,000 yardas en sus temporadas bajo la dirección de Gruden, como si
este mismo preferiría sacrificar esa espectacularidad por un poco más de
equilibrio corriendo, y vaya que lo conseguía. Sus defensivas a pesar de no ser
un especialista en ellas eran agresivas y terminaban muy seguido en el top de
turnovers. Algo que siempre me impresionó fue la manera en que hacía rendir a
sus mariscales de campo. Aún con Rodney Peete o Brad Johnson lograba sacar lo
mejor de ellos y hacerlas funcionales. Por eso a mi no me sorprende que haya
recomendado a Robert Griffin III o a Johnny Manziel. Porque entiende al igual
que otros como Bill Belichick o John Harbaugh que el talento está ahí, solo se
debe buscar su mejor rendimiento.
Gruden tuvo problemas cuando le entregaron las
llaves del equipo. Realmente el tener todo el poder es difícil y eso no lo
entendió, deshizo de manera inexplicable lo que tenía y sumió a los Bucs en un
hoyo del que no logran salir aún. Para muchos es terrible, y algunos lo han
condenado desde ya en su segunda etapa con los Raiders. Yo creo que es un año
difícil. Claro está que no tomó las mejores decisiones al frente de su ex
equipo, falta ver que tanto ha madurado en estos años, aprendiendo y
reflexionando de su experiencia, y en la televisión, observando tanto football
americano. A su favor estará el staff que se está armando, pero desde hoy
empieza a pre-verse lo que quiere lograr: ha traído a Greg Olson quien también
regresa a una segunda etapa con los Raiders. Un tipo que tiene la misma
mentalidad de Gruden, buscando equilibrio al ataque y que además viene de una experiencia
con los Rams más que satisfactoria. También ha traído a Paul Guenther quien
puso en top 10 a los Benglas a la defensiva en más de una ocasión. Por fin han
traído a coordinadores de línea ofensiva, defensiva y de receptores que vale la
pena hablar de ellos. Una cuestión más hay en este asunto: el que tomó la
decisión de traer a Gruden de vuelta fue Mark Davis, no Mckenzie, y tal vez
Davis esté pensando en darle más poder del que debería tener a Chucky, y tal
vez no sea una buena idea.
Los Raiders tienen muchísimo talento en casi
todos las posiciones, un gran quarterback sobre el que construir para el futuro.
Se están armando un staff buenísimo, no daré ninguna predicción, solo creo que
si hacen una buena agencia libre y un buen draft puede ser que regresen a las
10 u 11 victorias en el 2018.
Sin embargo al final de la ecuación el meollo
del asunto es Jon Gruden. La verdadera cuestión es que tanto ha madurado, como
ha evolucionado, y si realmente ha cambiado desde sus últimos pasos con la
franquicia de Tampa. Si seguirá siendo aquel joven agresivo y sin miedo, o si puede re-direccionar este talento sin tirarlo
todo y volviéndose loco. Son curiosas las vueltas que da la vida.
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El día de hoy hace un año y un día, el diecisiete de Febrero del 2017 abrí y publiqué la primera entrada en este pequeño espacio dedicado al football americano profesional. Demás estaría agradecerles por tantas visitas, apoyos y comentarios. No me esperaba la aceptación que he tenido y espero seguir en su compañía muchos años más.
Aprovecho para anunciarles que he abierto una página de Facebook en específico para seguir publicando mis entradas, así como para escribir mis pensamientos instantáneos de lo que sucede alrededor de la NFL. También abrí un espacio en Twitter para usarlo para lo mismo en vez de usar la vieja cuenta que es para asuntos más personales.
Así que, de nuevo muchas gracias a todos y espero seguir en contacto. Una sola pregunta más: ¿Qué se hace después de la Super Bowl, hasta Septiembre, alguien sabe?
Correo: franciscolozano1321@gmail.com
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