Por que Tom Brady no es el mejor quarterback de todos los tiempos

Les voy a contar algo, estoy harto de los debates ente Tom Brady y Joe Montana. Desesperado, fastidiado, todos los días jodiendo con lo mismo como si no hubiera algo más de que platicar, y cada siempre leemos los mismos comentarios, una y otra vez acerca de porque uno es mejor que el otro, que si los golpes, que si las épocas, que si las reglas, etcétera. El debate lleva años y ya han ido borrando otros nombres de la lista como Dan Marino, Peyton Manning, Johnny Unitas o Terry Bradshaw. Al final todo queda entre Tom Brady y Montana.

¿Por qué estoy harto? Por dos razones: una porque de tantas cosas que hablar solo se enfocan en lo mismo (y con pésima ortografía, se los aseguro) y segunda porque no creo que haya discusión, Tom Brady no es el mejor mariscal de todos los tiempos. ¿Mejor que Montana? No lo sé, pero sí que no es el mejor quarterback que ha pisado el campo. Que si hombre, que es el más ganador, pero no supera ni de coña a muchos otros en cualidades individuales. ¿Cómo es esto? Bueno, en realidad Brady no es el mejor en casi nada. (Casi). No puedo decir que es el que mejor movilidad tiene. Otros tipos como Aaron Rodgers, Warren Moon y John Elway han sido mucho mejores saliendo del pocket. Rodgers por ejemplo tiene una habilidad inhumana para extender los momentos a veces por ocho o diez segundos, logrando que sus compañeros se desmarquen y así completar grandes jugadas. Y ni se diga para lograr anotaciones terrestres, Elway o Moon tuvieron bastantes. Así que no puedo decir que es el mejor corriendo, no señor.

Tampoco estamos en posición para decir que es el mejor telegrafiando el campo. Ese mote se lo lleva Peyton Manning. Brady sabe encontrar jugadores rápido, pero pocas veces lo hemos visto desarbolando unidades contrarias con la precisión de Peyton, mismo atributo que compartía con Jim Kelly quien deshacía a puros ojos las defensas contrarias. Y ya que tocamos el asunto de Kelly podemos decir que Brady nunca ha comandado una ofensiva con la eficacia, velocidad, precisión y diésel que si lo hizo la K-Gun del quarterback de los Bills. No me meteré en el asunto de donde poner mejor el balón porque creo que Dan Marino es, fue y será el amo y señor del “ball placement” (posición del balón). Tampoco Brady ha tenido el mejor brazo, que las bombas de Terry Bradshaw, Roger Stabauch o Troy Aikman  son auténticas calamidades a diferencia del número doce de New England. No es ni mucho menos el rey de las estadísticas, hay que recordar que hace más de sesenta años Norm Van Brocklin lanzó para 554 yardas y cinco pases de anotación en un partido. 554 yardas en un juego en 1951, eso sí que era una estadística para que te cagaras pa’ dentro. Además, aquella misma época Otto Graham llegó a 10 finales consecutivas entre 1950 y 1960, una pasada. Y no le tocó además la época de los grandes golpes, tipos como Joe Namath, Johnny Unitas o Fran Tarkenton sufrieron de verdad en contra de auténticos animales. Sin mencionar que Brady ha tenido la buena suerte de poder contar con audibles, y así hablar con Belichcik y McDaniels. En otras épocas, jugadores como Montana, Stabauch o Fouts hacían sus propios ajustes.

¿Entonces qué es lo que hace que Tom Brady sea tan exitoso, porque ha llegado a nueve finales en toda su carrera? Curiosamente es algo que lo hace muy parecido a Joe Montana: tienen el don de la gracia. Cuando sonríen es imposible detenerlos, cuando su equipo lo necesita se lo echan a sus espaldas. Tienen la magia. No es por que sea su sistema, por muy perfecto que sea la forma en que juega un equipo es imposible que llegues a nueve finales en toda tu carrera, y que además mantengas el nivel tan alto durante tantos años consecutivos sino eres bueno. Porque Brady no es el mejor quarterback que ha existido, pero si el mejor quarterback de equipo. Corre poco pero cuando lo hace es para conseguir primeros downs o anotaciones. No completa tantos pases o hace los mejores ajustes pero siempre encuentra la manera de hacerle más daño poniendo el pase letal. No es el rey de las estadísticas, pero si tiene que hincharse de yardas y pases para que su equipo gane, lo hará. Tampoco tiene el mejor brazo, pero sabe poner los balones en el momento justo y en el lugar justo para que caigan con la suavidad que necesitan. No hace muy buenas jugadas afuera del pocket pero baila de una manera que es a veces imposible tenerlo quieto. No se deshace con la mayor facilidad del balón, pero sabe controlar el tiempo y la distancia de cada drive para hacerle mayor daño al equipo contrario. Siempre tiene comunicación con sus entrenadores. Pero hemos visto cientos de quarterbacks este siglo que hablan todo el tiempo con sus coaches y aun así fracasan. No ha enfrentado a las mejores defensivas que existen, pero tampoco es que ir a Pittsburgh en un juego de campeonato de conferencia y ganarles 41-27 es algo que todo mundo hace. Y vaya que ha batallado con buenas unidades toda su carrera y ha encontrado la manera de salir adelante, a menudo con problemas, intercepciones o errores, pero nunca darse por vencido. Pueden decir lo que quieran del colapso de los Falcons, pero si vuelven a ver el video de ese juego verán a un tipo en la banda gritándole a todos sus compañeros desmotivados que había que subir la cabeza y seguir luchando. No nació en una época donde golpean tanto a los mariscales, ¿pero hay que odiarlo porque sus padres copularon en 1977 y no en 1950? Son cosas del destino, llegó a una diferente liga.

Tom Brady no es el mejor en nada más que en una cosa: hace las jugadas correctas en el momento correcto y al tiempo justo, y eso es lo que cualquier jugador de cualquier posición debe hacer. Y es por eso que está por jugar la novena Super Bowl de toda su carrera el siguiente Domingo.

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